La mayoría de los desprendimientos de retina se inician con un desprendimiento del vítreo. El vitreo es un cuerpo gelatinoso que sirve de sostén en la cavidad del ojo. Ciertas condiciones como el envejecimiento, la inflamación, traumatismos, o la miopía elevada, pueden propiciar que el vítreo se contraiga y aumente la tracción sobre algunos defectos en la retina llamadas “lesiones predisponentes”, pudiendo ocasionar desde flashazos de luz, hasta hemorragias, hasta agujeros o desgarros retinianos y desprendimientos de retina.

  Si el agujero o desgarro retinianos están localizados, es tratamiento puede ser con láser. Sin embargo, una vez que se ha desprendido la retina, el tratamiento es quirúrgico. En la cirugía de fijación de la retina, el pronóstico para mantener una agudeza visual de 20/50 o mejor va desde el 85% hasa por debajo del 50% si el desprendimiento ha abarcado la parte central de la retina o mácula. Por lo tanto, es importante la revisión annual con el oftalmólogo sobre todo en pacientes con miopía para detectar lesiones predisponentes a desprendimiento de retina y prevenirlo con el tratamiento con láser.

  En el caso de aparición de destellos luminosos o de cuerpos opacos flotantes en el campo visual, es importante acudir al oftalmólogo para detectar agujeros o desgarros retinianos y tratarlos para evitar desprendimientos de retina. En caso de observar disminución del campo visual, es necesario acudir inmediatamente al oftalmologo para la pronta detección ya que el tratamiento del desprendimiento de retina constituye una urgencia oftalmológica. Es crítico el tratamiento pronto para evitar que se afecte la mácula y mejorar el pronóstico visual final.